La Pérdida Auditiva y Aislamiento Social

La Pérdida Auditiva y Aislamiento Social

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Las personas de 60-69 años con una pérdida auditiva no diagnosticada o sin tratar son más propensas a sufrir aislamiento social y deterioro cognitivo. Un estudio realizado por la Universidad de la Columbia Británica, UCB Okanagan, en Canadá, ha descubierto que la pérdida de audición no diagnosticada o sin tratar está asociada a un aumento significativo del riesgo de aislamiento social entre las personas de 60-69 años. Los investigadores descubrieron que por cada 10 dB de pérdida de sensibilidad auditiva, el riesgo de aislamiento social aumentaba en un 52%.

Aumento del declive cognitivo

El estudio de la UBC indica además que los problemas auditivos sin diagnosticar están vinculados a un deterioro cognitivo que equivale a casi cuatro años más de edad cronológica.

“La pérdida de audición no suele considerarse un asunto de salud público, como consecuencia, no suele haber muchos recursos de asistencia sanitaria para investigar y tomar medidas sobre los problemas auditivos. Sin embargo, tras demostrar que el aislamiento social tiene un impacto en los índices de mortalidad, similares a los del consumo de alcohol y tabaco, debería evaluarse este asunto de forma minuciosa, tanto a nivel del individuo como a nivel del sistema de salud”, explica el Dr. Paul Mick, profesor asociado en medicina y clínica del programa médico de la UBC, Southern Medical Program.

Mejor capacidad cognitiva con audífonos.

Otra investigación liderada por la profesora Hélène Amieva, de la Univeridad Victor Segalen en Burdeos, Francia, había documentado con anterioridad que la pérdida de audición acelera el declive cognitivo de las personas mayores. El estudio descubrió que el uso de audífonos contrarrestaba esta aceleración, ya que las personas con problemas auditivos que utilizaban audífonos mostraban el mismo nivel de capacidad cognitiva que aquellos con audición normal.

Otro estudio realizado en la Universidad John Hopkins, en Estados Unidos, mostraba además que la pérdida de audición sin diagnosticar podía tener un efecto profundamente nocivo en el bienestar físico y mental de los ancianos, haciéndoles más propensos a ser hospitalizados con frecuencia y sufrir periodos de inactividad o depresión.

El estudio de la UBC analizó los datos recopilados, de 1999 a 2010, por la encuesta nacional de evaluación de la salud y nutrición, en la que participan 5.000 personas cada año en todo el territorio estadounidense. El estudio se publicó en la revista Ear and Hearing.